n poco.
Say you like my cock, y empuja un poco más.
I do, le prometo yo
adoración eterna.
¿Qué mujer se resistiría ante tales preguntas?
¿Qué chica no anhela la proposición
tan largo tiempo esperada?
Soy una caperucita negra y crecidita,
desnuda de cintura para abajo,
en la batalla del cuerpo a cuerpo
sobre una cama ajena.
Pero soy yo la bestia, el alien
el animal salvaje: una tímida perversa.
Capaz, me dicen, de causar inmenso dolor,
con una sencilla combinación
de sujeto y predicado.
Será por eso que muero dulce en la rendición.
You are needed,
me dice satisfecho cuando acaba.
Y yo vuelvo la cabeza para ese cielo gris,
opaco, un poco claustrofóbico,
que es como el techo de esta habitación.
(My sweet, dear, giant bull,
¿Qué te habías pensado?
¿Qué te piensas?)
(*Tomo prestado “Nubegris” de César Gutiérrez, autor de esa increíble obra de arte que es “Bombardero”, para denominar como él hace a una ciudad que atrapa en todos los sentidos: Lima)
